La “Hojalatería Araujo” llegó gracias al Gran Maestro hojalatero Teófilo Araujo Choque, quien nació el 28 de diciembre de 1941 en el anexo de Espite - Distrito de Vilcanchos, Provincia de Víctor Fajardo, Departamento de Ayacucho.
Quien a los nueve años de edad sufrió un accidente que lo mantuvo en recuperación e inválido durante nueve años. Años que sin embargo le sirvieron para aprender labores artesanales como los tallados en madera, trenzados, tejidos entre otros.
A los 18 años de edad, aprendió el oficio de hojalatería de su tío Tomas Choque Huarancca, quien cada tiempo, viajaba a Ayacucho a hacer trabajos de composturas en hojalatería.
En 1960, por su curiosidad, cualidad que le reconocieron los comuneros de Espite, Teófilo hizo su primer trabajo de hojalata; una cruz de pasión, la misma que fue colocada en el techo de la capilla del barrio de San Jacinto de Espite. A partir de aquel momento, los comuneros ya le contrataban más trabajos de hojalata, como, las cruces y objetos utilitarios, que Teófilo confeccionaba con latas de manteca y alcohol.
En 1968, al trasladarse a la capital ayacuchana se dedicó completamente al trabajo artesanal de las hojalatas utilitarias como los conocidos peroles, baldes, tinas, galoneras, regaderas, bebedores y comedores para granjas; hojalatas de uso religioso como las cruces para los techos de las casas, candelabros de 20 velas para iglesias o funerarias.
En 1974, participa en la feria artesanal Inkari llevaba a cabo en la Alameda Bolognesi de Ayacucho.
En 1975, asociado a Jesús Delgadillo Paitán, maestro hojalatero de Huancayo abrió su fabrica de baldes, creando puestos de trabajo y una producción de 300 baldes diarios y llegando a comercializar en el mercado regional de San Miguel, Huanta y Minas Canarias. En 1979, tuvo que dejarla por la escasez de calaminas planas, el desplazamiento de los productos de plásticos, aluminio, robos y los movimientos sísmicos que asolaron su casa.
En 1980 formaliza su taller artesanal de hojalatería, esta vez, en su nueva casa del barrio de Miraflores y un puesto de venta y reparaciones en el Puente Nuevo de Ayacucho. Por su curiosidad, aprende más diseños de candelabros del Gran Maestro Antonio Prada que eran llevados a su taller por clientes que lo encargaban composturas de tales candelabros.
En 1985 sufre el robo de su puesto de ventas y reparaciones que afectó mucho su economía y casi lo lleva a paralizar su taller. Pero su constancia y perseverancia de salir siempre adelante no lo hizo desmayar. Se recuperó poco a poco y continúo desarrollando la hojalatería, tal como desde niño – joven había aprendido a superar su discapacidad física y dar siempre pasos adelante y seguir aprendiendo más y más y forjarse como persona multifacético y autodidacta.
A partir de 1998 recibe invitaciones constantes de instituciones y personalidades vinculadas al arte popular tanto en Ayacucho como en Lima e internacionales. Estas le incentivaban a desarrollar aún más la hojalatería pintada y lo motiva a trabajar más intensamente en su taller familiar.
En 1999 obtiene el Premio Nacional en la línea de hojalatería del Concurso Nacional Inti Raymi organizado por Raymisa.
El año 2000 su taller creció y la demanda de sus productos, sobre todo vinculadas a formas de candelabros pintados y sombreados al estilo de los retablos ayacuchanos, inventada por su taller, esto hizo que aumentaran sus pedidos a nivel nacional e internacional. Actualmente tiene un taller próspero, juntamente con su esposa Cristina Ayala e hijos como: Mariela, Janeth, Lucy, William, Jang, Frank y Mileyne. Un stand como socio del mercado Artesanal “Shosaku Nagase” de Ayacucho . Asimismo en la actualidad Don Teófilo se organizó conjuntamente con los artesanos hojalateros de Ayacucho y formaron la Asociación de Artesanos en Hojalatería Eslabón- Araujo (AHEA-A). Para poder trabajar con productos competitivos en esta era de la globalización.